La suerte, ese factor en el que los mediocres se amparan para justificarse. Leo de nuevo a un técnico (Morten Soubak) excusarse o excusar a su equipo en algo tan abstracto. ¡La suerte! que término tan complicado de definir y utilizar, quizás precisamente por ello se utilice con frecuencia, no hace mucho el "gran" Mourinho se amparó en la suerte para justificar su derrota ante su máximo rival, pero en mi opinión citarla es una forma de esconder los errores, de no ser capaces de auto examinarse con objetividad, de extender una cortina de humo sobre los errores que se cometen, sobre todo cuando hablamos de un partido que dura sesenta minutos en el caso del balonmano o noventa si nos referimos al fútbol.
Reflexionemos sobre cuantas acciones existen en un partido mejorables, que son entrenables y que por tanto no dependen de la suerte, dependen de la capacidad tanto técnica como táctica.
En el mundo actual, donde tenemos los medios para que todo pueda ser objeto de estudio y de análisis creo que ampararse en la suerte no es lógico y menos viniendo de un responsable de un grupo humano.
Resumir un encuentro por sus últimas acciones no es una justificación, por lo menos para mí, esperar que la suerte te acompañe no es una metodología válida, realmente estás diciendo que dependes del azar y en un equipo tu misión como "guía" es proporcionar al mismo todos los elementos necesarios para que eso no suceda. Los errores pueden ser propios por una mala decisión o por una mala ejecución, o bien por aciertos del contrario que te ganó la partida haciéndolo mejor.
Nombrando la suerte te delatas, uno mismo al hacerlo está hablando sobre su incapacidad, mucho más deportivo y honesto es hacer un análisis de los aspectos que debes trabajar más, entender que el rival fué superior y no menospreciar su trabajo achacando el resultado a la diosa fortuna.
Imagínense que contratan a alguien para que invierta en bolsa su dinero, y después de perderlo todo le dice que fue por mala suerte, inmediatamente lo despediría, si voy a encargar a alguien especializado una misión y resulta que depende de la suerte, para eso no contrato a nadie.
Ojalá en el mundo del deporte dejemos de escuchar y leer tantas justificaciones peregrinas, dejemos de buscar culpables externos a lo que depende de nuestro trabajo y nos dediquemos a ser mas deportistas y a tener la suficiente honestidad para felicitar al contrario por ser mejor que nosotros.
La buena suerte no es casual, es producto del trabajo; así la sonrisa de la fortuna tiene que ganarse a pulso. (Emily Dickinson)
Hola Dioni, te paso algo que escribió Neruda que en su momento se los pasé a varios de los equipos que dirigí.
ResponderEliminarNunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu vida. Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote. El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error.
Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala. De una manera u otra es el resultado de tus actos y prueba que tú siempre has de ganar.
No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño. Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar. No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, así como la causa de tu futuro será tu presente.
Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas, sin eliminarlos, morirán.
Aprende a nacer desde el dolor, y a ser más grande que el más grande de los obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejaras de ser un títere de las circunstancias porque tu mismo eres tu destino.
Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de tu vida; ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque
"la suerte es el pretexto de los fracasados"
Pablo Neruda