16 oct 2015

¿es normal?

Final del campeonato centroamericano sub18 masculino, ganamos 25 a 24 a Nicaragua y somos medalla de Oro, soy consciente que es la primera vez en la historia del Balonmano Costarricense que se consigue un oro en un campeonato oficial masculino, pero no lo celebro, al contrario estoy muy enfadado con lo que acabamos de hacer, abronco a los jugadores, hemos perdido en 20 minutos una ventaja de 10 goles, sobretodo por falta de carácter, quizás muchos estarian felices, contentos e incluso satisfechos, yo no puedo, no puedo conformarme solo con ganar y alcanzar el objetivo, yo quiero ganar y hacerlo lo mejor posible dentro de nuestras posibilidades ¿es normal?
No, no me llega con terminar invictos el campeonato después de 4 partidos, no es suficiente haber defendido sobresaliente durante la mayor parte de cada partido, no me consuela dejar a los rivales sin marcar en los primeros 20 minutos de cada encuentro.
pasado un tiempo, reuno a los chicos, porque no los veo contentos y seguramente siguen tristes por la bronca quer les monté, y les digo que ya, el partido terminó, la competición también y son campeones, que cojones!! que lo celebren, que puede que alguno no tenga la oportunidad de celebrarlo nunca más (espero que eso no pase) y tampoco sería normal ir a recibir el trofeo y las medallas con caras de difuntos, igual predico con el ejemplo y consigo olvidarme un poco de mi insatisfacción, pero sé que hasta el dia siguiente este partido estará pasando por mi cabeza una y otra vez, cosas que hicimos bien, cosas que hicimos mal, que se debería haber hecho para mejorar, en fin, un "longomatch" cerebral.
El dia siguiente, la semana siguiente llegan las fotos, los recuerdos, las felicitaciones por las redes sociales (bueno, no de todos, porque aunque parezca increible a algunos no les gusta que su país gane si ellos no participan, y de repente desaparecen o se les va el internet)
y con las fotos uno revisa en su cabeza de nuevo los partidos, los vuelve a ver, y vuelve a encontrar aciertos, pero muchos fallos, algunos incluso nuevos y en fin, vuelve el inconformismo y la desazón por no hacer las cosas de forma perfecta.
Bueno todo eso va quedando atrás y ahora hay retos que retomar y a los que dar prioridad, y hoy que terminé un gran curso de entrenadores en Nicoya (no por mí, si no por los alumnos), hoy que si estoy relajado, pienso que debo agradecer el ser como soy, cabezota, insistente, a veces incansable o hasta "pesado" y sobre todo exigente, primero conmigo y luego con los demás, esa exigencia que implica el rechazo de la mediocridad, ese incorformismo y esas ganas de ser cada día mejor han hecho que tenga la conciencia tranquila y que sea como soy.
Me gustaría ser capaz de transmitir esto a mi gente, a los que acompaño y me acompañan, pero aún debo mejorar mi inteligencia emocional entre otras muchas cosas, porque la perfección total nunca se alcanza, pero igualmente hay que buscarla, ¿porqué conformarse con hacer las cosas simplemente bien? ¿porqué no ir a por la excelencia, aunque nunca la alcances? me toca recordar que lo importante es el camino.